A nivel internacional, agencias de la ONU han estado impulsando la ‘educación integral en sexualidad’ en el mundo, en especial en países en desarrollo como el nuestro.
Esta semana comenzaron las clases presenciales y muchos parecen conscientes de la importancia de la presencia de alumnos en la escuela, principalmente por los peligros a su salud física y la de sus familias.
Asimismo, en esta misma semana, una de las primeras noticias periodísticas que leemos es la siguiente: “El Gobierno de la Ciudad de México anunció este sábado que emitió un decreto que permite a los adolescentes mayores de 12 años modificar la identidad de género en su acta de nacimiento mediante un proceso administrativo.” [sic] (Sin Embargo, 28 agosto).
Percibimos claramente que la autoridad capitalina por medio de su jefa de gobierno, en su “empatía, compromiso y acción” con una organización que promueve y apoya el cambio de sexo de menores como ‘colectivo de infancias trans,’ emite el “decreto para que la infancia y adolescencias trans, mayores de 12 años puedan tramitar su cambio de acta mediante un proceso administrativo”.
Tal parece que existe ya una corriente antifamilia que promueve por todos lados su destrucción, especialmente en lo que se refiere a la educación y leyes que intentan manejar a las familias a su antojo.
Todo esto proviene de un movimiento antifamilia que ha estado escalando a nivel mundial, mientras los padres de familia parecen solamente enfocarse en el aspecto físico de sus hijos, por ejemplo, el COVID-19, y dejan fuera otro daño que muy posiblemente les durará más tiempo en sus vidas, el daño psicológico.
Existe ya un verdadero ataque a la salud e inocencia de los niños. Estos han sido sometidos a una nueva forma de educación sexual radical traducida del inglés (“Comprehensive Sexuality Education, CSE”) como “Educación Integral en Sexualidad, EIS” (Ver: https://www.comprehensivesexualityeducation.org/cse-facts).
Aunque parece que nadie se da cuenta todavía, algunos libros SEP para las escuelas en México ya comienzan a introducir los términos y expresiones que esta nueva ‘ideología’ propone.
Ha habido pronunciamientos de personas con conocimientos científicos, como la Dra. Michelle Cretella, Directora Ejecutiva del Colegio Americano de Pediatras, quien menciona cuatro importantes razones de la peligrosidad de esta enseñanza escolar: Primero, sexualiza a los menores; segundo, amenaza la salud de los infantes; tercero, promueve una muy peligrosa ideología de género; y cuarto, socava la relación de padres e hijos, lo cual viola derechos de los padres.
Este nuevo tipo de ‘educación, contrariamente al tradicional, es altamente explícito y promueve la promiscuidad y comportamientos sexuales de alto riesgo en los menores, como si fuesen saludables y normales; esta, además, tiene la obsesión de enseñar a los niños y niñas cómo obtener placer sexual de distintas maneras y por otra parte, en absoluto enseña nada sobre la parte emocional como la comprensión, el cariño, la amistad o el amor. Este tipo de ideología convertida en educación infantil es el primer medio para adoctrinar en el aborto y la defensa de ideología en los llamados ‘derechos sexuales.’
A nivel internacional, agencias de la ONU han estado impulsando la ‘educación integral en sexualidad’ en el mundo, en especial en países en desarrollo como el nuestro.
Como fuente de conocimiento, una de las organizaciones que ha dedicado más de 20 años a la promoción, estudio y defensa internacional de la familia tradicional y de la vida del ser humano desde el momento de la concepción hasta su muerte natural, Family Watch International declara en sus informes algunas de las organizaciones que intervienen mundialmente en la promoción de la agenda antifamilia que he mencionado:
En 2018, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en colaboración con UNICEF, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA – (ONUSIDA); el Fondo de Población ONU (UNFPA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboraron una publicación titulada “International Technical Guidance on Sexuality Education” (Guía Técnica Internacional sobre Educación en Sexualidad). Esta guía internacional, redefine la abstinencia para significar no sólo abstenerse del sexo, sino también “decidir cuándo y con quién tener relaciones sexuales.”
¿De dónde proviene este tipo de educación EIS? El mayor proveedor de programas EIS es la Federación Internacional Planned Parenthood. Ésta tiene 65,000 puntos de servicio en 170 países, y la sexualización de los menores aumenta el flujo de dinero a sus cofres. Entre más se adopte este tipo de ideología, más menores se convierten en clientes para compra de condones, anticonceptivos, abortos, pruebas y tratamientos de enfermedades de transmisión sexual (ETS), vacunas para el virus del papiloma humano (HPV), y ahora, las hormonas del sexo opuesto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un marco para educadores en sexualidad en 2017 que específicamente dice que los educadores deben estar dispuestos a “retar diferentes contextos religiosos” y estar dispuestos a “retar a los padres y colegas.”
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que se considera el ‘zar’ de la educación mundial, en su Guía Técnica Internacional sobre Educación en Sexualidad instruye a maestros a ayudar a estudiantes a “diferenciar entre los valores que poseen, y los valores de sus padres” y a señalar que los estudiantes deberían “reconocer que algunos de sus valores pueden ser diferentes de aquellos de sus padres”: Además, recomienda educar a los menores en una amplia serie de temas sexuales y técnicas que la mayoría de los padres y madres encuentran problemáticos y hasta alarmantes.
La Convención de los Derechos del Niño (CDN) en bosquejo por la ONU a nombre de ‘proteger a la niñez mundial,’ provee posturas para argumentos que disminuyen la influencia de los padres. Recomienda que es -derecho- de los menores:
Derecho a “buscar, recibir e impartir información e ideas de todas clases” a través de los medios que el menor escoja, lo cual puede incluir una amplia variedad de información, incluyendo fuentes pornográficas y sexuales y reclutadores de infantes de todos tipos, incluyendo grupos terroristas y mafias de tráfico sexual.
Derecho a la “libertad de asociación” de menores de edad y prohibición a “interferencias a su privacidad.” En esto, la autoridad de los padres para limitar el acceso de sus hijos a ciertos materiales o limitar la asociación de los menores con personas que se consideran perjudiciales o peligrosas es disminuida o eliminada en nombre de “derechos del niño.”
El UNICEF, que todo mundo conoce como organización para protección de menores citó textualmente en 2016 (Doc. “Legal mínimum ages and the realization of adolescents’ rights”) : “Los estados deben revisar y considerar permitir que los menores consientan a ciertos tratamientos médicos e intervenciones sin el permiso de progenitor, cuidador o tutor, tales como pruebas de VIH y servicios de salud sexuales y reproductivos, incluyendo educación y guía sobre salud sexual, anticoncepción y aborto seguro.”
Las afirmaciones en este documento consideran a los padres como un obstáculo para la salud de los menores, las edades de los menores las toma sin importancia y niega el involucramiento parental en tratamientos médicos para sus hijos.
Como podemos percibir en todo esto, las afirmaciones para demandas de género para menores son mayormente estimadas sobre todo por el gobierno y organismos internacionales, y están pavimentando una erosión de los derechos parentales.
Esta problemática tendencia falla en reconocer que, aunque los padres no sean perfectos, casi siempre son los mejores y más confiables defensores del bienestar a largo plazo de sus hijos y quienes con más firmeza luchan por su bien en todos sentidos de su crecimiento, tanto material, como intelectual y espiritual.
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