No es bueno para las relaciones estar todo el tiempo cerca. Se produce un sentimiento de asfixia que desgasta rápidamente la relación y provoca un sentimiento de querer alejarse del otro.
Seguramente has escuchado decir esta frase: ni tan lejos, pero tampoco tan cerca. Saber a qué distancia debemos estar del otro en cada momento y situación es una gran habilidad.
En cualquier relación: de amistad, amor, en el trabajo debemos mantener un equilibrio para no agobiar, pero tampoco pecar de frialdad.
¿Te sucede que hay personas que llegan a cansarte, que ya no quieres estar con ellas porque te agobian? O bien, otras que dicen estimarte y preocuparse por ti, ¿pero que se mantienen alejadas y distantes?
Es difícil encontrar la distancia ideal en una relación, ya que, si nos mantenemos demasiado lejos, se enfría. Si nos mantenemos excesivamente cerca, se quema. Veamos los dos extremos.
Si con un amigo, compañero de trabajo o pareja sentimental mantienes una distancia excesiva, vas a impedir que se genere confianza, y sin confianza no se puede mantener una relación sólida. Tendrás muchos conocidos, pero pocos cercanos.
Son personas a las cuales les cuesta trabajo compartir información personal; no les gusta implicarse emocionalmente en los problemas de los demás. Claro que no sufrirán grandes traiciones o desengaños, pero tampoco desarrollarán grandes relaciones.
La clave para acercarte al otro es la apertura, es decir, en la capacidad de compartir nuestras experiencias y, sobre todo, nuestras emociones.
Si solo nos limitamos a hablar de los demás, del trabajo o de lo que sucede alrededor del mundo, no cultivaremos relaciones cercanas. Por el contrario, muchas veces se piensa que en una relación cuánto más cerca, mejor. Y no necesariamente es así.
Este otro extremo, en que la proximidad es permanente, es también nocivo para la relación. Sucede que no se respetan los espacios de intimidad del otro; queremos pensar, sentir y actuar como la otra persona, los puntos de vista diferentes siempre ayudan en una relación.
No es bueno para las relaciones estar todo el tiempo cerca. Se produce un sentimiento de asfixia que desgasta rápidamente la relación y provoca un sentimiento de querer alejarse del otro.
Sabemos que cada persona y por lo tanto cada relación es única, por lo que personas distintas pueden sentirse cómodas con distancias distintas. No hay reglas escritas, lo importante es que ambos se sientan cómodos y en confianza. Es importante mencionar que las relaciones requieren además un equilibrio entre lo que das y lo que te dan, entre ofrecer y recibir.
Aun cuando en una relación profunda, uno siempre da y el otro siempre recibe, la relación no funcionará. Para quien siempre recibe, se generará una dependencia; y que quien siempre da, el desgaste terminará tarde o temprano en una crisis.
Pregúntate como están tus relaciones con las personas que más te importan: amigos, novio, esposa, compañeros de trabajo. ¿Eres tan distante que la relación es sumamente fría; o tan cercano que no agobias y asfixias al otro?
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