En México no existe coordinación entre los tres poderes porque tampoco existe una separación previa entre ellos.
“Una sociedad en la que no está establecida la garantía de los Derechos, ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución”. (Artículo 16 de la Declaración del Hombre y del Ciudadano de 1789). Alcanzar un Estado constitucional y democrático de Derecho es el mayor reto de nuestro México. Conseguirlo implica lograr la vigencia de los derechos humanos y el respeto de la división de poderes.
En México no existe coordinación entre los tres poderes porque tampoco existe una separación previa entre ellos. Lejos de una “coordinación”, lo que la falta de separación genera es una indignante sumisión de los otros dos poderes al Poder Ejecutivo.
Veamos algunos ejemplos de esta sumisión:
1. “No moverle una coma” a la iniciativa de Ley de la Industria Eléctrica fue la instrucción del poder ejecutivo al legislativo.
2. La Cámara de Diputados, en uno de los actos que ha generado más daño a nuestro país en los últimos meses, eliminó el presupuesto del Fondo para Desastres Naturales, de los refugios para mujeres, de las estancias infantiles y un largo etcétera que incluye la falta de medicinas.
3. El haber hecho reformas a la Constitución que implicaron eliminar, por ejemplo, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, o la creación de figuras que no son de democracia participativa como la revocación de mandato; la prisión preventiva oficiosa, que le da un margen mayor de discrecionalidad al Poder Ejecutivo, entre otros.
4. La creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, que fue aprobado por el congreso sin limitación alguna.
5. La aprobación del artículo transitorio de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que extendía el mandato del titular del poder judicial.
Iniciamos una nueva legislatura, la oposición debe fortalecerse y ser valiente. Ojalá se dé paso a las ideas y al debate.
Antier tomamos protesta quienes integramos la Cámara de Diputados para conformar la LXV Legislatura. La tarea principal para cada legislador, sin importar de qué grupo parlamentario seamos, se puede leer en uno de los libros del maestro Manuel Herrera y Lasso: “Devolver decoro y dignidad al Poder Legislativo, reivindicando para él, el importantísimo lugar que la Constitución le atribuye entre los órganos de gobierno y liberándolo de la sujeción servil al Poder Ejecutivo”.
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