El Papa Francisco invitó a ver las migraciones globales no como una amenaza, sino a “contemplarlas con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro en paz”.
Recordando el anuncio de paz de los ángeles a los pastores, la noche del nacimiento de Jesús, es como inicia el Santo Padre su mensaje para la LI Jornada Mundial de la Paz, “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”, señaló que muchos de estos arriesgan la vida en viajes peligrosos, además de muros y rejas que se interponen frente a su destino.
Indicó que ya San Juan Pablo II señalaba como causas de las migraciones los conflictos, los genocidios o las “limpiezas étnicas”, pero indicó que estas no son todas las razones, también lo son “el anhelo de una vida mejor” o el deseo de huir de la “desesperación” por un futuro imposible.
El Sumo Pontífice, subrayó que quienes “fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir paz, siembran violencia, discriminación racial y xenofobia”, además esa retórica que se focaliza en los riesgos de la seguridad de los países desprecia la dignidad de las personas “en cuanto que son hijos e hijas de Dios”.
Por otro lado señaló que tanto los locales como los migrantes miembros de la familia humana tienen el mismo derecho de gozar de los bienes de la tierra, y enfatizó que los mismos migrantes “no llegan con las manos vacías” ya traen su valentía, aspiraciones y “los tesoros de su propia cultura”.
Así exhortando a ver a Dios en las ciudades, a contemplar a la nueva Jerusalén, el Papa confió en que “esta mirada contemplativa sabe guiar el discernimiento de los responsables del bien público, con el fin de impulsar las políticas de acogida al máximo de lo que permita el verdadero bien de su comunidad, es decir, teniendo en cuenta las exigencias de todos los miembros de la única familia humana y del bien de cada uno de ellos.” Recordó a los gobernantes la importancia de la virtud de la prudencia.
El Obispo de Roma, indicó que para ofrecer la posibilidad real de encontrar la paz que buscan, son necesarias cuatro piedras angulares.
Acoger, es decir ampliar las posibilidades de entrada y no expulsar a los migrantes a donde les espera la persecución, así como equilibrar la seguridad nacional con los derechos fundamentales. Proteger, garantizar la dignidad de las personas en especial de las mujeres y los niños. Promover, buscar el desarrollo integral, proveer de educación en todos los niveles a los niños y jóvenes, “cultivando el espíritu de diálogo”. Integrar, que implica “trabajar para que los refugiados y emigrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda”.
El Papa Francisco señaló que el próximo año se discutirán dos pactos mundiales importantes uno que versa sobre la migración ordenada y otro sobre los refugiados, y espera que estén inspirados por “la compasión” para que el realismo político no sea derrotado “por el cinismo y la globalización de la indiferencia”.
Citó alentadoras palabras del Papa San Juan Pablo II, sobre el tema “si son muchos los que comparten `el sueño´ de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos y nuestra tierra verdaderamente en `casa común´”, para finalmente presentar como ejemplo de amor a los migrantes la figura de Santa Francisca Javier Cabrini, Patrona de los Migrantes.
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