LA ONU y la austeridad como pretextos

Este gobierno encuentra en la austeridad y en la corrupción grandes pretextos para no hacer su trabajo. El estancamiento del país en mucho radica en eso.



Cuando anunciaron que la ONU se encargaría de la compra de medicinas, nadie entendió bien cómo sería eso. Se entendían las motivaciones. Este gobierno sabe que los mexicanos están cansados de la corrupción y en cualquier lugar de nuestra vida pública vuelan las aves carroñeras de la corruptela y la pudrición.

El caso de la compra de medicinas ha sido todo un escándalo: desde la propia denuncia del presidente de los monopolios en ese sector, las sanciones a los empresarios del ramo, el cierre de fábricas, la crisis de medicamentos, la ineficacia de la ONU y la tragedia de los niños con cáncer y sin medicinas.

Pero ¿qué hacía la ONU en la repartición de medicinas? Quién sabe. Fue un gran pretexto para renunciar a la responsabilidad de hacer las cosas, de enfrentar las tareas de gobierno que son difíciles y complejas, que incluyen compras de miles de millones de pesos, logística sofisticada y que del éxito de ese entramado de responsabilidades públicas depende la salud y la vida de millones de mexicanos. Mejor que lo haga la ONU, porque si la ONU no puede, no puede nadie, porque ellos no se roban el dinero. Y cierto, no se roban el dinero, pero tampoco pueden comprar y distribuir las medicinas.

Este gobierno encuentra en la austeridad y en la corrupción grandes pretextos para no hacer su trabajo. El estancamiento del país en mucho radica en eso. Con el pretexto de la austeridad y el dispendio se corrieron a miles de profesionistas del estado mexicano. Gente preparada, con experiencia y capacidades para dar seguimiento a políticas públicas complicadas, para estar al tanto de todo lo que se requiere en mantenimiento, desde los sistemas de cómputo hasta las plataformas petroleras. Porque dejaron de darle mantenimiento a las cosas porque “sale caro”. Pues sale más caro no dárselo; los ejemplos son claros: desde la página que promociona el turismo en nuestro país –Visit México– que dejó de funcionar por falta de pago, hasta el centro operativo del Metro o las plataformas petroleras en Campeche. Porque en esas estamos: a este gobierno se le quema hasta el mar.

Dejar de hacer las cosas porque las hacían corruptos se está convirtiendo en un problema grave. Es la renuncia a la responsabilidad. Se sabía que a los de Morena el trabajo no era algo que precisamente les despertara algún tipo de motivación, pero nunca pensamos que dejarían de hacer las cosas amparados en los pretextos de la austeridad. Porque hay que decirlo, este gobierno ha renunciado a la responsabilidad de gobernar. No hay diferencia entre lo que han hecho con la seguridad pública, las medicinas o las plataformas petroleras. Han abandonado todo. Es el miedo a tomar decisiones, es el pavor a confiar en los demás –incluso en los propios–, es la incapacidad disfrazada de lucha anticorrupción.

Pones a un agrónomo en Pemex, ¿qué puede salir mal? Pones a la ONU a comprar medicinas para decenas de millones, ¿qué puede salir mal? Les dices a los narcos que mejor abrazos y no balazos, ¿qué puede salir mal? Le dejas de dar mantenimiento a los sistemas, ¿qué puede salir mal? Ya nada más les falta pedir que vengan los Cascos Azules a combatir al crimen organizado y olvidarse del Ejército.

Lo peor de todo es que a veces el presidente se entusiasma con esos desastres y dice que mejor hacer las cosas a mano, que Miguel Hidalgo no tenía computadoras y logró grandes cosas. Estamos pues ante la renuncia a cumplir con la responsabilidad que se juró acatar. Todo lo demás son mañaneras y macaneadas. Por eso se les quema el mar.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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