Al unirse a un partido ya no se conjugan los intereses en singular sino en plural, aumenta o se adquiere el sentido del deber y se experimentan los beneficios de llevar a término los compromisos.
Lógicamente un partido político se funda para presentar unos modos concretos de resolver los problemas que afronta un país. Pero, sobre todo, van más allá pues tienen un proyecto constructivo y unos medios para alcanzarlo. Sin embargo, lo que nunca debe perder de vista un partido político, y en este aspecto todos han de coincidir, es en que todas sus propuestas deben ser inclusivas: para todos, esto es nunca olvidarse del bien común, del bien al alcance de todos. Y además, promover la paz, la armonía entre los diversos, la concordia.
Es natural que los partidos se distingan en el modo de resolver los asuntos y en las prioridades para atenderlos. Pero en las cuestiones fundamentales del respeto a las personas, de la importancia de la educación, del orden moral, de la custodia de las buenas costumbres, todos deberían coincidir.
Desgraciadamente da la impresión de que si un partido enarbola una bandera, los otros para singularizarse plantean lo contrario, y esto resulta desastroso cuando desechan lo bueno. En realidad, cuando algo es bueno todos lo deben buscar desde los idearios propios.
Los partidos políticos han de tener en cuenta el sistema democrático, propio de las sociedades contemporáneas y entender que ellos mismos han de estar impregnados de una mentalidad democrática, que exige buscar el bien, estar de cada ciudadano y olvidarse de los intereses partidistas. Han de dedicarse a estudiar el modo de dar resultados aplicando sus propuestas, sin caer en la tentación de dedicarse a desprestigiar a los otros partidos, y fomentar la división.
Un partido político ha de ser fiel a sus principios y ganar el favor de los ciudadanos por la honestidad con la que trabajan para todos, y por los buenos resultados en beneficio del país. Obviamente muchos les apoyarán y otros se afiliarán, pues coinciden con sus ideales. Estos resultados contrarrestarán las tendencias actuales al individualismo y a la falta de vínculos.
Al unirse a un partido ya no se conjugan los intereses en singular sino en plural, aumenta o se adquiere el sentido del deber y se experimentan los beneficios de llevar a término los compromisos.
Pero los directivos del partido tienen la obligación de extremar la prudencia al admitir a nuevos miembros. Han de impedir crecer a costa de admitir a quienes no comulgan con sus principios. Han de detectar a los oportunistas que pretenden ampararse en el partido para escalar puesto. Han de desenmascarar a quienes buscan infiltrarse para destruir desde dentro.
Con estos antecedentes, cuando llegan los periodos de votaciones no serán necesarias las campañas tan desgastantes y tan difamadoras de los contrarios. Un partido que tiene propuestas y trabaja bien está permanentemente promoviéndose. Esto parece una utopía porque se ha descuidado, pero ya es tiempo de que los dirigentes de los partidos tomen en serio su labor.
Hay una serie de temas fundamentales que los ciudadanos deben observar en las propuestas de los partidos. A continuación se citan algunos tópicos.
El respeto a la vida humana desde su inicio hasta el término natural. Excluye el aborto y la eutanasia. Incluye el apoyo a una vivienda digna y a un sistema que apoye la salud. Para sostenerse y sostener a la familia contar con la promoción de puestos de trabajo que sean acordes con la dignidad humana y cuenten con una justa remuneración. Pero además estos temas de justicia social resultan más complicados cuando se trata de inmigrantes, de minusválidos o de personas carentes de familia o con enfermedades graves o atípicas.
Otro aspecto es la dimensión relacional de la persona. En este capítulo caben los temas del matrimonio y los apoyos a la familia. El respeto a las creencias y al derecho de los padres a la educación de sus hijos y a la no injerencia ideológica del estado. Éste último aspecto es muy agresivo en la actualidad, especialmente por la imposición de la ideología de género.
Un asunto de primordial importancia es el cuidado de los recursos de la naturaleza. Este es un problema global que excede la visión reducida al propio país. En este capítulo es insoslayable el cuidado del agua y del aire. La regeneración de los recursos renovables. Incursionar en sistemas de producción de energía limpia y el reciclaje de basura. Estos temas no pueden considerarse solamente en el Partido verde, han de estar de manera prioritaria en todos los demás partidos.
Por supuesto, el tema de las relaciones internacionales es otro capítulo que los partidos deben incorporar, aunque los medios de comunicación contemporáneos hayan difuminado las fronteras, éstas existen y no eliminan las agendas de cada nación.
Por supuesto, entender que la globalización tampoco desaparece la historia de cada nación, ni por lo tanto las tradiciones y la cultura propia que es parte de una herencia que señala la identidad. Este es un tema de amor patrio que ha de estar presente en todos los partidos, sin excluir el respeto a la identidad de las otras naciones.
Los ciudadanos no podemos descuidarnos, estos temas son vitales para la buena marcha de nuestra sociedad y la recuperación de aspectos que se han desdibujado. Es una tarea del día a día. Es un modo muy recomendable para mejorar nuestra condición de ciudadanos.
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