Sólo cinco por ciento de los hogares en México no realizó gasto alguno por medicamentos, atención médica, oxígeno u otros insumos para atender a enfermos de COVID-19.
En México, la pandemia afectó severamente el bienestar de la población en los rubros de empleo, ingresos, salud mental y alimentación, pero aún no se toca fondo y los efectos profundos de la pobreza seguirán aumentando a lo largo de este 2021, muestran los resultados de la más reciente Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19).
El estudio elaborado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide), de la Universidad Iberoamericana, abarca los resultados a 11 meses de iniciar este proyecto (abril 2020 a marzo 2021), tiempo durante el cual se observó que la pandemia ha afectado más a los hogares de menor nivel socioeconómico pronunciándose las brechas entre los que tienen y no. Asimismo, ha afectado más a las mujeres; además, los impactos en bienestar tendrán secuelas a mediano y largo plazo.
Durante la presentación de los resultados, Graciela Teruel, directora del Equide, indicó que entre los hallazgos del estudio se observa que la recuperación en el ingreso de los hogares sigue rezagada respecto a la recuperación en el empleo, pues 64 por ciento de los hogares declaró tener menos ingresos que antes de la pandemia.
Asimismo, los hogares de menor nivel socioeconómico reportaron una mayor pérdida de ingresos, con 70 por ciento, respecto a los de mayor nivel socioeconómico (53 por ciento). La recuperación también ha sido desigual, mientras que sólo cuatro por ciento de los hogares de bajo nivel socioeconómico reporta un mayor ingreso que antes de la pandemia, en los hogares de nivel socioeconómico alto este porcentaje fue de 12 por ciento.
Respecto al empleo, la ENCOVID-19 arrojó que 4.2 millones de personas se encontraban desocupadas (7.3 por ciento de la población económicamente activa), es decir, estaban desempleadas, las habían ‘descansado’ sin goce de sueldo o no podían salir a buscar trabajo por la pandemia.
Esto muestra una recuperación importante respecto a mayo del año previo, cuando 8.9 millones de personas estaban en dicha situación (15.5 por ciento de la Población Económicamente Activa). La recuperación se ha dado particularmente en aquellos sectores que sufrieron los mayores aumentos en desocupación por la pandemia, particularmente en el sector informal, donde las tasas de desocupación bajaron gradualmente desde un máximo de 18.7 por ciento en mayo de 2020 a 8.1 por ciento en marzo de 2021.
Aún con esta recuperación, en marzo de 2021 había considerablemente más trabajadores desocupados en el sector informal (2.6 millones) que en el formal (1.6 millones). Las mujeres siguen presentando tasas de desocupación considerablemente mayores (9.5 contra 5.8 por ciento en los hombres), particularmente en el sector informal (11.1 contra 5.9 por ciento en hombres).
Apoyos gubernamentales
Con respecto al apoyo que el gobierno federal otorgó a las personas más vulnerables durante abril del año pasado a marzo de este, el estudio arrojó que aproximadamente cuatro de cada 10 hogares en el país fueron receptores de algún programa o apoyo de gobierno. La respuesta ante la crisis del Estado mexicano estuvo enfocada en reforzar los programas sociales que existían antes de la crisis.
Los principales programas sociales reportados en marzo de 2021 fueron las Pensiones de Bienestar (17 por ciento) y las Becas Benito Juárez (15 por ciento). Además de los programas sociales, seis de ocho gobiernos locales y otras instituciones emprendieron acciones de ayuda a los hogares ante la crisis por COVID-19, siendo las despensas en especie el apoyo más reportado (16 por ciento mencionó recibirlas).
En este punto, Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, aseguró que la pobreza creció como resultado de la pandemia y aseguró que esta continuará. Destacó que los efectos negativos son mucho mayores para hogares con menores ingresos, de estratos bajos; y aunque los programas sociales tienen presencia amplia, están repartidos para toda distribución del ingreso y poco más de la mitad de los estratos más bajos no recibe apoyo social.
Tratamientos contra el COVID-19
Uno de los aspectos que también fueron medidos en este estudio es el del gasto que muchas personas tuvieron que hacer debido a que algún miembro de su familia se contagió de COVID-19.
A este respecto, se señala que el pago de medicamentos, atención médica, oxígeno u otros insumos para atender a sus enfermos de COVID-19 representó un gasto importante: sólo cinco por ciento de los hogares no realizaron gasto alguno, 14 por ciento gastaron menos de mil pesos, 45 por ciento gastaron entre mil y 10 mil pesos y 36 por ciento gastaron más de 10 mil pesos.
Al verlo como proporción del ingreso anual total del hogar 56 por ciento declaró un gasto menor al 10 por ciento del ingreso anual del hogar; 27 por ciento declaró haber gastado entre el 10 y el 50 por ciento del ingreso anual del hogar; y 17 por ciento reportó haber gastado más del 50 por ciento del ingreso total anual del hogar.
Los datos revelan mayores afectaciones para la población más vulnerable, toda vez que el gasto en salud por COVID-19 como proporción del ingreso anual del hogar fue más elevado, ya que un 30 por ciento de los hogares con ingresos bajos y medio destinaron entre un 10 a 50 por ciento de sus ingresos.
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