Pegasus ya se convirtió en la gran pesadilla de EPN y su gobierno: no tienen salida ante las acusaciones de espionaje a civiles ajenos a la delincuencia organizada. ¿Cómo es esto?
Primero, la empresa fabricante y propietaria del programa espía Pegasus, declara formalmente que solo lo vende a gobiernos, de tal manera que cualquier intento de instalarlo en un teléfono móvil tiene procedencia gubernamental.
Segundo: la PGR compró Pegasus en 2014, algo oficialmente reconocido. Serviría para espiar a 500 números celulares. Se supone que se adquirió para dar seguimiento a las comunicaciones de la delincuencia organizada, y si lo han hecho tenían de todas maneras, que contar con autorización judicial. Es decir que en algún juzgado debería quedar asentada formalmente esa autorización de un juez.
Tercero: varios ciudadanos, entre políticos, periodistas y activistas sociales, recibieron mensajes de los llamados SMS en sus teléfonos para que el Pegasus se instalara en ellos. Y esto no es su imaginación o personal deducción. Allí estaban los mensajes-trampa. Al abrir las ligas o enlaces citados en los mensajes, instalaron o instalarían, según el caso, el tal Pegasus.
Cuarto: una institución de absoluta credibilidad, del Canadá, Citizen Labs, estudió los teléfonos de varios afectados, entre ellos tres dirigentes de Acción Nacional. Su informe es definitivo: hubo intentos de instalarles ese programa espía, Pegasus, que en México solamente posee el gobierno federal. Nadie más podría hacerlo. El origen de los mensajes fue un número telefónico mexicano.
Quinto: tanto el presidente, como la ahora Secretaria de Función Pública, negaron que dicho programa se haya utilizado para espiar a ciudadanos ajenos al crimen organizado. Aracely Gómez declaró que el equipo se adquirió por Murillo Karam, y se inició su aplicación mientras ella era Procuradora, pero, advirtió, nunca se violó la ley. Tendrá que demostrarlo, no puede evadir esto, el escándalo es terrible.
Sexto: no hay salida para EPN, Aracely y “quienes resulten responsables”, pues solamente funcionarios de la PGR y otras dependencias federales pudieron haber intentado (con o sin éxito) espiar a esos ciudadanos, sin ninguna orden judicial ni más motivo que efectivamente espiarlos por razones políticas. Muy torpemente, EPN amenazó a quienes aseguraran que el gobierno los espió, pero más tarde el mismo día intentó aclarar que no era eso lo que quiso decir, pero lo dijo.
Séptimo: el presidente dijo que se aplicará la ley a los servidores públicos que hayan hecho mal uso del Pegasus. Y van a tener que hacerlo, pues como ya dije, están atrapados sin salida, ni modo que digan que algún gobierno extranjero quiere saber qué se comunican entre sí políticos y otros ciudadanos mexicanos.
Octavo: ¿Qué probablemente va a pasar? Que la inevitable investigación dentro del gobierno, encontrará a quienes por nombre y apellidos lo hicieron, los autores materiales. Pero probablemente no lo hicieron de propia iniciativa, sino por “órdenes superiores” y es probable que dichas instrucciones no consten por escrito. Así que podemos adivinar que habrá chivos expiatorios y los verdaderos responsables quedarán libres de culpa.
Noveno: las investigaciones “hasta las últimas consecuencias” tendrán que llegar hasta informar de todo lo espiado y del uso que se dio a esa información. ¿Lo harán o le sacarán la vuelta? Una verdadera y completa investigación tendría que llevar hasta los destinatarios de los informes de espionaje, que podrían muy probablemente llegar hasta el Presidente. ¿Cómo se zafarán de esto? Quién sabe, pues la probabilidad es que digan que se quedaron en “servidores públicos de bajo nivel”, o algo así.
Décimo: hay demasiadas voces interesadas en que se aclare este espionaje, se deslinden responsabilidades y se castigue a culpables. El mundo está atento, y quienes se han quejado como víctimas del espionaje, no quitarán el dedo del renglón, y los medios de comunicación estarán atentos, también les interesa y mucho, pues entre los espiados, están personas de dichos medios.
Décimo primero: claro que hay muchos otros medios de espionaje telefónico y de lo que sea, y probablemente se llegue a descubrir algo de esto, que se viene practicando desde tiempos lejanos. Pero el Pegasus es importantísimo, por al amplio espectro de su capacidad de intervención.
Finalmente, como no hay salida, algunos funcionarios terminarán sometidos a proceso o ya en la cárcel. Los grandes responsables sólo quedarán en el imaginario popular, que nada podrá probar. Pero la vergüenza a nivel internacional, que así está el escándalo, no se la podrán quitar de encima EPN y su gobierno priista. Y 2018 está a la vuelta del calendario.
@siredingv
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