Una madre narcisista daña más a la hija porque la ve como una extensión de sí misma en lugar de una persona independiente.
Es difícil pensar que el principal enemigo de una niña, luego adolescente y mujer, sea su propia madre. Esto tiene un nombre y el problema psicológico que da origen a esta relación se llama narcisismo; un narcisismo de las madres que por lo general daña más a las hijas que a los hijos. Esto porque la madre ve a su hija como una extensión de sí misma en lugar de una persona independiente.
Aparecen en la vida diaria frases tales como: no tienes aptitudes para ninguna materia, eres una fracasada, como quieres que te quieran, por más que te esfuerces, siempre tendrás mal cuerpo, no es suficiente lo que haces, todo te sale mal, que dan lugar a una relación disfuncional.
La confianza, el amor y el conocimiento propio sólo pueden ser enseñados a una hija por una madre que posea estas cualidades ella misma. Para transmitirlas con éxito, la madre tiene que haber forjado una relación entregada y equilibrada con su hija.
El problema del narcisismo es que no permite el equilibrio. La madre puede ser absorbente y no dejar en paz a su hija, o bien negligente que la trata como si fuera invisible.
Este tipo de madre tiende a vivir orientada al éxito con gran obsesión, y por tanto esperará que su hija actúe al máximo nivel posible.
Y la hija va aprendiendo a no tener apoyo ni contención de su madre narcisista, a menos que se convierta en todo éxito, lo cual la prepara para una baja autoestima y ansiedad en su vida adulta.
Según la psicóloga Mónica Herranz, las madres narcisistas tienen a menudo las siguientes características:
– Ideas grandiosas de sí mismas, de sus logros y sus talentos.
– Necesidad constante de admiración, reconocimiento y aplauso por parte del entorno.
– Obsesión ilimitada con ideas de éxito, poder y belleza.
– Sentimiento de que deben ser tratadas de forma especial porque es su derecho, sólo por ser quienes son.
– Utilizan a los demás y no dudan en ser manipuladoras y/o cuando así conviene.
– Carecen de empatía, no reconocen los sentimientos y necesidades de los otros.
– Con frecuencia envidian a los demás y creen que los demás las envidian.
– Muestran arrogancia, actitudes o modales altaneros.
Lo que provoca en los hijos:
– Un desgaste emocional severo.
– Olvido de sus propias necesidades y deseos para satisfacer los de la madre.
– El tratar por todos los medios posibles de obtener la aprobación de la madre sin lograrlo.
– Enfocar sus acciones sólo a complacer a la madre para obtener su afecto.
– Convertirse en un reflejo del deseo de la madre
– Que la vida de los hijos gire en torno a la de la madre
– Dificultad para generar vínculos saludables y estables.
Como ves, el daño qué puede causar una madre con este desorden de personalidad es enorme, pero está comprobado que puede repararse con la identificación y aceptación del problema.
Si tienes una madre narcisista, temes convertirte en una, o bien, eres hija de una, te invito a que acudas con un profesional y trabajes este tema tan importante lo antes posible.
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