Las leyes deben ser algo más que papeles al viento y quienes las hacen deben ser el antídoto contra el presidencialismo.
Esta última semana se notó un pequeño cambio en el clima, en muchas ciudades ¡por fin llovió…! Y esta ñora además de festejar la llegada del agua, aunque sea en forma de granizos, también llegó un pequeño cambio en el clima electoral y político. El granizo dejó afectaciones en el techo que protegía el Templo Mayor, que está juntito al Palacio Nacional, y aunque están evaluando los daños dicen que podría haber algunas zonas con pinturas dañadas, pero no se cree que sean graves (y claro cabe señalar que se cortó hasta en 75% el presupuesto del INEH que igual y no tiene que ver, pero igual y sí).
Esta ñora ve una curiosa coincidencia de lo ocurrido en Templo Mayor con la llovizna que causó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF antes TRIFE) al confirmar la sanción de quitar la candidatura tanto al candidato a la gubernatura de Michoacán, Raúl Morón, como el famoso “Toro” de Guerrero, Salgado Macedonio, entre muchas otras más del mismo partido. Además, de las dos más célebres no se presentaron los gastos de campaña o con errores de casi 200 candidatos. Algunos correrán la misma suerte de quedarse “desempleados” y todo por no entregar la tarea a tiempo o completa.
Esta ñora ya no ejerce como maestra (lo fue alguna vez), pero cuando un alumno “olvida” hacer tantas tareas o tantas las hace mal es muestra de preocupación y seguro afecta su calificación. Y los buenos profesores indagan qué hay detrás. Claro ni el INE ni el Tribunal son maestras, ellos simplemente califican de acuerdo con los hechos y la ley. Pero, para esta ñora, no deja de ser grave que el partido dominante por una parte se crea superior a las leyes o sea tan perfectamente inútil como para no hacer papeleo básico y ahora se quejen de las consecuencias como si ellos mismos no hubieran promovido esas leyes tan estrictas para “fregar” a los demás.
Algunos, todavía mal pensados que esta ñora, dicen que será parte del plan para golpetear al INE hasta destruirlo, lo cual es en una apuesta muy peligrosa. En el fondo, los bullies no gustan mucho a los mexicanos, después de todo el mismo mi-concepto-de-intelectual-es-tan-chiquito-como-la-lista-de-los-que-creo-que-me-apoyan tuvo que volverse un lobo con piel de oveja y predicar amor y paz para ganar en 2018. Y los mexicanos luego son bien chingaquedito y podrían darle sorpresas en las urnas y castigar ahí a los gritones que amenazan.
Sin embargo, esta ñora notó también que el gran escándalo de Macedonio y Morón opacó lo más importante que ocurrió esa misma tarde: la confirmación del acuerdo para evitar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados. Gracias a esta regulación, los votos que todos, sí todos los ciudadanos inscritos en el padrón (es publicidad subliminal contra el abstencionismo) emitiremos el 6 de junio reflejarán mejor nuestra voluntad, pues evitarán trucos como el que usó Morena para apropiarse mayoritariamente de la Cámara y desbalancear la vida democrática de este país.
El que la mayor parte de los mexicanos no vea la trascendencia de esta medida, esta ñora cree que se debe a dos de nuestros mayores males: el presidencialismo y la poca confianza en la ley. Los candidatos a los ejecutivos locales (o sea gobernadores) y más uno tan peculiar como Macedonio no sólo roban los reflectores por sus dotes “artísticos”, sino porque los mexicanos apenas, y no de todo, estamos valorando el peso de los diputados.
Aunque ya llevamos más de veinte años de democracia, esta ñora no olvida la historia y hay cosas que se nos han metido en lo más interno. Si durante más de 100 años se ha cambiado la Constitución tantas veces, si es parte de nuestro modo de decir “el que no tranza no avanza”, es obvio que los mexicanos así porque sí no nos sentimos muy respetuosos de la ley. La ley no nos parece la carretera sobre la que debemos ir para llegar a nuestro destino, sino una sugerencia que fácilmente se olvida si encontramos una pequeña brecha o atajo que dañe el coche, pero nos ahorre unos minutos.
Esta ñora espera que estos casi tres años de granizada tal granizada que han recetado como trogloditas en la Cámara sí haya tenido un efecto benéfico inesperado que sea valorar tanto ahora sí a la Cámara y a los que la integran (la actual legislatura tiene el poco honroso lugar de ser la que conjunto tiene menos años de estudio por cabeza) respondan a lo que se pide de ellos en la Constitución. A veces, esta ñora nomás aspira a que la hayan leído completa una vez, y teme que con tanto bailecito de los candidatos no les haya dado tiempo todavía. Quizá es cosa de hacerles una versión musical como las canciones para aprenderse las tablas que esta ñora debió usar con el escuincle, perdón, con la bendición.
Esta ñora también desea que los mexicanos entendamos que las leyes deben ser algo más que papeles al viento (claro las justas no las que atentan contra la vida de los no nacidos o las que faciliten el control excesivo del gobierno sobre nosotros) y que los que las hacen son el antídoto contra el presidencialismo. Por eso, las leyes deben además de ser excelentemente bien hechas y elaboradas por los mejores perfiles para impulsar que México logre que las oportunidades lleguen a todos y ya nomás los que no quieran tomarlas se queden atrás, y contener los abusos del Poder Ejecutivo.
Ojalá que las lluvias que aparecieron esta semana sigan y sigan con ganas porque traemos una sequía muy gacha. Y que las lluviecitas políticas que tanto el INE, el Tribunal y el INAI nos regalaron esta semana se prolonguen igualmente para que la sequía de respeto a las leyes y el equilibrio de poderes acabe.
Esta ñora, como no es candidata, cantará y bailará aquella de “que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva” tanto para que diluvie agua y, sobre todo, diluvien los votos inteligentes de los mexicanos dispuestos a dar la batalla donde corresponde ahora: en las urnas.
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