En un mundo tan separado por las ideologías, toparse con alguien que realiza esfuerzos tan globales como eficaces para sembrar humanismo, paz y solidaridad entre tantos que parecieran tan diferentes es un acto de heroicidad.
MENTALIDAD GLOBAL
Si alguien ha entendido el verdadero y eficaz sentido de la globalidad –de la mundialización como la llamó san Juan Pablo II–, es precisamente el papa Francisco. Sacó el concepto de su cuasi exclusiva connotación económica y comercial, para darle un sentido de mayor hondura, en torno a un envoltorio genial de humanismo integral y solidario.
A inicios del mes de marzo, Francisco se reúne con líderes de tres religiones abrahámicas en Ur de los Caldeos (https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-03). Las tres denominaciones constituyen y son confesiones monoteístas que reconocen una tradición espiritual, cultural y religiosa, que se identifica con Abraham, nuestro Padre en la fe.
Iraq fue la sede donde musulmanes, judíos y cristianos fueron invitados al lado del papa Bergoglio a recorrer “un camino de paz”. El primer impacto fue brutal: “No queremos guerra, ni odio, ni violencia”. Los testimonios como se relatan en los partes informativas, se sucedieron unos a otros, sin importar que uno fuera musulmán y otro católico.
Una mujer sabia pidió a Francisco su bendición para todos los iraquíes. Dio sus razones:
“Porque todos somos hermanos” (…) “nuestra sangre está mezclada” y agregó: “Recordó que la Iglesia iraquí ha tratado a todos los iraquíes por igual, independientemente de su filiación o etnia, especialmente durante las crisis a las que nos hemos enfrentado. En circunstancias tan difíciles, la Iglesia siempre ha sido la primera en ayudar a los necesitados y, en colaboración con Cáritas-Iraq, ha proporcionado alimentos y medicinas…”.
UNA VISIÓN ULTRATERRENA
Evidentemente, Ur de Caldea y Mesopotamia tienen un profundo significado para la cristiandad y la catolicidad en especial. Por esa misma razón, cuando uno de los liderazgos principales en aquella zona –Rafah Husein Baher– externó que la visita del papa Francisco “…significa un triunfo de la virtud, es un símbolo de estima para los iraquíes”, no solo argumentó un par de frases de cortesía.
Husein Baher puntualizó, dirigiéndose a SS Francisco: “Bendito sea el que erradica el miedo de las almas. Benditos sean los pacificadores. Su Santidad ahora está plantando las semillas del amor y la felicidad”.
LA EVIDENCIA
En un mundo tan separado por las ideologías –que siempre acaban en dictaduras como señala el papa– toparse con alguien que realiza esfuerzos tan globales como eficaces para sembrar humanismo, paz y solidaridad entre tantos que parecieran tan diferentes es –en opinión del escribano– un acto de heroicidad.
Viene a evidenciar también que “amando se entiende la gente” como destaca una hija del amanuense.
LA REALIDAD PATÉTICA
El relato de Ángeles Bravo Álvarez muestra el otro lado de la realidad. Cedemos el espacio para sus líneas:
Ya es muy noche, el día empezó temprano. Mis hijas y yo fuimos felices a manifestarnos frente al Congreso de la Unión en la CDMX, nos encontramos con mujeres de todos lados, de todas las edades, de todos los credos. Gritamos, proclamamos, cantamos. Regresamos con el corazón orgulloso y esperanzado por ver, por ser parte, de este despertar ciudadano de mujeres valientes, sencillas, renovadas.
Apenas pasamos por las calles de Toluca vimos la otra cara: la de las que rompen, dañan y destruyen. Las que no aceptan otros credos. Las que piden muerte y no paz. Las que se encierran en el odio y el agravio. Vimos edificios y personas destruidas a su paso.
Vimos dos Méxicos, dos tipos de mujeres: las que vencieron la violencia y las que se dejaron arrastrar por ella.
Nada más claro. Gracias, Ángeles.
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