Un empresario exitoso toma decisiones con pocas variables de juicio, y sin embargo, tendrá éxito en buen número de sus aventuras de negocio. Otros emprendedores buscan el triunfo y fracasan prácticamente en lo que intenten, utilizando también escasa información ¿por qué unos sí y otros no?.
La diferencia está en la relevancia y suficiencia de información. Cuando se toman en cuenta variables clave, verdaderamente determinantes de un negocio, las probabilidades de éxito son buenas. Pero cuando se carece de la visión o del adiestramiento para distinguir lo importante de lo secundario, y para no dejar fuera del análisis aspectos críticos, entonces los dados estarán cargados en contra.
Esa diferencia se puede caracterizar como la que hay entre la simplicidad y el simplismo, considerando la primera como el arte de hacer las cosas simples, pero partiendo de información suficiente para tomar de ella lo relevante. Si no es simple el análisis de negocios, se cae en la dificultad de tomar decisiones, abrumados por datos y datos. La antítesis es el simplismo, que consiste en tomar pocos datos pero no necesariamente relevantes y suficientes, cayendo en decisiones basadas en información parcial, insuficiente o irrelevante de una oportunidad de negocio.
Hay una buena frase en inglés, bajo el acrónimo de MISS: “Make It Simple Stupid”, es decir “hazlo simple, tonto”. Se aplica a todo: equipos, manuales, programas de trabajo. Los buenos sistemas de información gerencial son así, simples, pero en el sentido de incluir lo más relevante para decidir acciones. Para ello, se necesita que alguien más haga el resto del trabajo y presente a quien decide lo crítico, en forma simple. Si se va a incursionar en una nueva línea de negocios, se debe tener una mente adiestrada para distinguir qué es lo crítico y qué lo secundario.
La superficialidad es el enemigo a vencer, no dejarse llevar por ilusiones de negocio, ni entusiasmarse por ideas atractivas pero en las que no se profundiza, de las que no se advierten los detalles importantes, esos que hacen que la aventura mejore sus posibilidades de éxito sobre las de fracaso.
Lo importante en la empresa, de tomar decisiones con base en pocos datos, pero esenciales y suficientes, vale también para toda decisión clave de vida. Es como casarse, la probabilidad estadística de encontrar la pareja perfecta es infinitesimal; para efectos prácticos, inexistente. Pero la pareja ideal (que no perfecta) se acerca mucho a lo que deseamos. Si su filosofía de vida, su moral, su carácter y personalidad, sus costumbres y antecedentes familiares y comunitarios me satisfacen, puedo vivir con detalles sin importancia, que lo más que provoquen sea pequeños disgustos, como preferencias de cine, deportes, lecturas y algunas amistades. Hay que elegir pues, pareja (o socios) con cuidado y no por lo aparente.
Si al considerar una oportunidad de negocio, no vemos su estado de vida, su obsolescencia, su mercado real y futuro, la competencia de sustitutos y productores, o las regulaciones de ley, podemos ir directo al fracaso. En cambio, cuando lo simple consiste en lo esencial, vital para que se cubran todos los aspectos críticos de éxito, éste vendrá la mayoría de las veces.
redaccion@yoinfluyo.com
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com