La prudencia en la vida pública es una inteligencia que se desarrolla y se practica para deliberar con justicia y de forma sensata, aseguró Livia Bastos, investigadora de la UPAEP.
Las políticas públicas son necesarias para el desarrollo del bien común, no son una opción ni un lujo, sino una responsabilidad de las autoridades, por lo que en su elaboración deben enfocarse a beneficiar a todos los sectores de la sociedad y no a determinados grupos de interés, señaló Livia Bastos Andrade, investigadora de la Facultad de Filosofía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Agregó que las políticas públicas deben estar enfocadas especialmente a generar bienestar a los sectores más vulnerables, al tiempo que advirtió que este trabajo es impostergable porque de no actuar prontamente la factura será muy alta, de manera particular para quienes menos tienen, es decir, los grupos más desprotegidos.
Por otra parte, la académica hizo énfasis en que la prudencia es una virtud con las que deben actuar hoy en día tanto los gobernantes como el resto de la población, ya que de esta manera cada uno asumirá con responsabilidad lo que le toca hacer en el entorno social.
Bastos Andrade advirtió que actualmente existe una falsa concepción de la prudencia, la cual es concebida por algunos como un cálculo del interés personal. “Hoy muchas veces se entiende de manera equivocada la moral, como la obligación que uno tiene hacia los demás, y la prudencia como esa destreza o habilidad de calcular los propios intereses de la persona. Cuando en realidad la prudencia en la vida pública debe ser una búsqueda inteligente del bien para la sociedad, para las comunidades”, subrayó.
Consideró que la prudencia en la vida pública es una inteligencia que se desarrolla y se practica para deliberar con justicia y de forma sensata que implica una formación técnica, lo cual “no quiere decir que los políticos sean meros tecnócratas o especialistas, porque las buenas leyes y buenos proyectos de desarrollo vienen hechos por personas que deliberan buscando el bien de los grupos humanos y el bienestar de un país”.
La investigadora aseveró que las buenas políticas para el desarrollo del bien común deben ser pensadas para el corto, mediano y largo plazo y observó que “en diferentes países se ha observado que ha fallado el liderazgo de los políticos, no han actuado cuando deberían actuar, han reaccionado tarde o sólo han pensado en acciones inmediatas o en un futuro lejano, menos en el aquí y en el ahora”.
Por otra parte, Rubén Sánchez Muñoz, investigador de la Facultad de Filosofía de la UPAEP comentó que en una sociedad en donde no se respetan las reglas ni las normas y en una sociedad en donde no hay individuos críticos, reflexivos, en donde falta cultivar la reflexión, difícilmente se puede llegar a vivir bien y en armonía con los semejantes.
Destacó que vivir en una sociedad democrática es vivir juntos, buscando el bien común, pero también en una sociedad que es diversa por su propia naturaleza, diversa en cultura, diversa en tradiciones y costumbres, entre otros, deben establecerse las condiciones para alcanzar un bienestar para todos.
Finalmente, los académicos exhortaron a los ciudadanos a vivir en un entorno social en donde predomine la prudencia, la tolerancia, el respeto entre las personas y los valores fundamentales que deben regir la convivencia entre las personas con todas sus diferencias de pensamiento y sociales; por ello, es importante la presencia de la ética, porque las acciones de los individuos tienen un impacto social para bien o para mal.
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