Después de que le cayó una andanada de críticas y hasta burlas, por su declaración de una posible amnistía a los criminales de la delincuencia organizada, Andrés Manuel sigue sin entender lo que significa la lucha contra esa delincuencia, y las reacciones de la razón elemental humana.
Dice a las fuerzas armadas que “se ve que les ordenaron lanzarse en contra nuestra”. Subestima la inteligencia de los altos mandos. Nadie tenía que ordenarles semejante cosa para que condenaran su absurda propuesta.
Dice también que “creo que no se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede apagar el fuego con el fuego, no se puede enfrentar el mal con el mal”. Pero la verdad es que la violencia institucional sirve para detener la violencia criminal, para eso tiene un Estado la legitimidad de la defensa por medio del uso de la fuerza, en todo el mundo, con policías y militares. A los violentos no se les convence con palabras, lamentablemente, es algo histórico de la humanidad.
Evidentemente que tampoco entiende quiénes hacen las matanzas, que no son resultado de los enfrentamientos de la fuerza pública con las bandas de sicarios. Son producto de los constantes ataques del sicariato entre bandas y contra civiles indefensos. Dijo Andrés Manuel: “no vamos a seguir con la política coercitiva, se van a terminar las masacres”. Pues no, las masacres no dependen del uso de la fuerza pública. No lo entiende, así de simple.
Declaró también que “el próximo comandante de las fuerzas armadas del país nunca va a dar la orden de reprimir al pueblo de México”, cuando esa orden no se está dando. Las órdenes son de detener a los sicarios que sí reprimen a poblaciones enteras para someterlas. Por supuesto que como en todo grupo humano, ha habido abusos de militares y policías de cuando en cuando, pero eso no es una política de Estado, sino la violación de la ley por irresponsables.
Se podría pensar que las declaraciones de Andrés Manuel responden a una estrategia de comunicación y que no son reales, pero no, es evidente que son producto de una absoluta falta de criterio político, al ser espontáneas. Simplemente no entiende ni los hechos, ni las acciones del gobierno ni las soluciones a conflictos entre bandas de criminales. No entiende pues.
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