Estamos perdiendo terreno en la lucha por la confianza y, sin confianza, la vacuna anti-COVID-19 no servirá de nada, advirtió la directora ejecutiva de Unicef.
“Los niños no creen que debamos volver a la normalidad después de esta pandemia, porque la normalidad nunca fue lo bastante buena”, aseguró la directora ejecutiva de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), Henrietta H. Fore, por lo que exhortó a unir esfuerzos en el mundo y movilizarse en torno a un plan para proteger a los niños.
Para conmemorar el 75 aniversario de Unicef, Fore escribió una carta en la que afirma que el COVID-19 es la primera crisis verdaderamente mundial de la que somos testigos e independientemente de dónde vivamos, la pandemia nos afecta a todos, sobre todo a los niños.
Millones de infantes carecen de servicios básicos de salud, educación y protección sencillamente por haber nacido en la pobreza o a causa de su origen étnico, su raza o su religión, situaciones que se han agravado con el COVID-19, indicó.
Asimismo, destacó que las repercusiones de “la pandemia en el plano social, económico y de la salud seguirán haciendo estragos durante años, amenazando los derechos de los niños”.
Frente a esta situación, la directora ejecutiva de Unicef propuso cinco formas para “reimaginar” un mundo mejor para cada niño tras el COVID-19 y para solucionar los problemas urgentes que amenazan la salud y la educación de los pequeños, así como para proteger el planeta y el futuro de ellos.
Los cinco puntos sobre los que Fore propone trabajar son:
1) Fomentar la confianza en las vacunas.
2) Salvar la brecha digital en la educación.
3) Apoyar la salud mental.
4) Poner fin a la discriminación.
5) Abordar el cambio climático.
Fore exhortó a los países del orbe a crear un plan concreto y práctico para proteger a los niños, “una promesa de nuestra generación a la siguiente de invertir en salud y en educación, crear sistemas y servicios más resilientes que puedan llegar a todos los niños y garantizar que los recortes presupuestarios y las recesiones económicas no les perjudiquen.
“Si bien, debemos tener clara la escala de las dificultades que afrontan los niños del mundo, también podemos fomentar las alianzas y la solidaridad trabajando sobre la base del pasado, con ambición y confianza en nuestro futuro”, consideró.
Para celebrar el 75 aniversario de UNICEF, @unicefchief ha escrito una carta acerca de las cinco formas en las que podemos reimaginar un mundo mejor #ParaCadaNiño tras la #COVID19. pic.twitter.com/u5KxV9UbLS
— UNICEF en Español (@UNICEFenEspanol) February 17, 2021
Sin vacunas no hay futuro
En lo que concierne a las vacunas, la directora ejecutiva de Unicef advirtió que en el mundo todavía hay personas que las rechazan, lo que pone en riesgo que se supere el COVID-19.
Mencionó que según un estudio realizado entre cerca de 20 mil adultos de 27 países, aproximadamente uno de cada cuatro rechazaría una vacuna contra el COVID-19. Otro estudio similar, realizado entre la población estadounidense, reveló que la imprecisión y la inconsistencia de los mensajes de las autoridades de salud pública y los políticos podrían desalentar el uso de las vacunas.
Al mismo tiempo, la desinformación relacionada con las vacunas se ha convertido en un gran negocio que no deja de crecer. El número de seguidores digitales de los empresarios contrarios a las vacunas ha aumentado al menos 20 por ciento durante la pandemia.
Además, aseguró que según Avaaz, las 10 principales páginas web en las que los investigadores identificaron información falsa sobre la salud tenían casi cuatro veces más visualizaciones en Facebook que la información publicada en portales sobre la salud de reconocido prestigio.
Estos datos, dijo Fore, demuestran que “estamos perdiendo terreno en la lucha por la confianza y, sin confianza, la vacuna contra la COVID-19 no servirá de nada”.
Por ello, indicó que al tiempo que los gobiernos, aliados y donantes trabajan en conjunto para ayudar a obtener, transportar y distribuir las vacunas por el mundo, también es necesario que se den a la tarea de generar confianza en ellas y lograr que la población las acepte. “Sin confianza, las vacunas no son más que frascos caros guardados en los botiquines de los médicos”, subrayó.
Salud mental
La directora ejecutiva de Unicef mencionó que el COVID-19 ha alterado la vida de los niños de todo el mundo y ha interrumpido una serie de hábitos reconfortantes y habituales como ir a la escuela y jugar al aire libre. En el caso de los adolescentes, el aislamiento los ha privado de las conexiones sociales y entre compañeros que son tan decisivas en ese momento de la vida.
Además, la cuarentena ha obligado a muchos menores que sufren el trauma de la violencia, el abandono o el abuso en su familia a quedarse encerrados con las personas que los maltratan, desprovistos de la ayuda que en circunstancias normales podrían brindarle la escuela, otros miembros de la familia o sus comunidades.
Y eso no es todo, debido al confinamiento también se interrumpieron o suspendieron los servicios de salud mental más importantes en el 93 por ciento de los países de todo el mundo.
Frente a estas dificultades, Fore advierte que es necesario redoblar esfuerzos como destinar a este rubro las inversiones que merecen, ampliar sustancialmente las ayudas y los servicios de salud mental dirigidos a los jóvenes en las comunidades y en las escuelas y servirse de los programas de crianza con el fin de garantizar que los niños de las familias vulnerables obtengan la asistencia y la protección que necesitan en su hogar.
Agregó que “los países deben destinar a este asunto las inversiones que merece, ampliar sustancialmente las ayudas y los servicios de salud mental dirigidos a los jóvenes en las comunidades y las escuelas y servirse de los programas de crianza con el fin de garantizar que los niños de las familias vulnerables obtengan la asistencia y la protección que necesitan en su hogar”, apuntó.
Brecha digital y educación
En otro aspecto, Henrietta H. Fore hizo hincapié en la desigualdad inherente que los confinamientos impuestos en todo el mundo han dejado al descubierto, como lo es la brecha digital debido a la cual muchos niños quedaron marginados de recibir educación.
Recordó que, en el momento álgido del cierre de las escuelas en 2020, casi 30 por ciento de los infantes en edad escolar del mundo no contaban con acceso a la educación a distancia: algunos de ellos son los mismos que ya tenían menos probabilidades de acceder a una educación de calidad.
A este respecto, instó a reimaginar la educación y cerrar la brecha digital con el fin de sacar el máximo partido a las herramientas digitales y dar un salto hacia el futuro.
Finalmente, Henrietta H. Fore pidió que la sociedad y los gobiernos en el mundo permanezcan unidos para apoyar a los niños y a los jóvenes con un ánimo renovado de urgencia, al tiempo que se trabaje en la creación de oportunidades.
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