El Fondo Monetario Internacional consideró que el agravamiento del COVID-19 en Latinoamérica retrasará la recuperación económica en la región.
Las economías de América Latina y el Caribe comenzaron a revertir la devastación económica inicial que dejó el COVID-19 a comienzos de 2020. Pero el recrudecimiento de la pandemia a finales de ese año amenaza con frustrar una recuperación que ya es desigual y con agravar los enormes costos sociales y humanos, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo al documento “Un camino sinuoso hacia la recuperación en América Latina y el Caribe” elaborado por el organismo internacional, en el que participó, entre otros, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, Alejandro Werner, elevó a 4.1 por ciento su pronóstico de crecimiento de la región para este año, al considerar resultados más sólidos de lo previsto en 2020, la expectativa de que se amplíen las campañas de vacunación, las mejores perspectivas de crecimiento para Estados Unidos y el aumento de los precios de algunas materias primas. Se espera que el crecimiento se acelere más adelante en el año.
Sin embargo, el FMI destacó que los costos sociales y humanos derivados de la presencia del COVID-19 han afectado de manera importante a los países de la región, lo cual hace que “se cierna una gran sombra en este pronóstico”.
Entre los efectos negativos generados, el análisis señala el incremento de pobres, situación a la que se han sumado más de 17 millones de personas como consecuencia de la pandemia, además la falta de empleos permanece por debajo de los niveles previos a la crisis y también indica que es probable que la desigualdad haya aumentado en la mayoría de los países de la región.
El FMI advierte que “la incapacidad para contener las nuevas infecciones, la imposición de nuevos confinamientos y el consiguiente cambio de comportamiento de la gente supondrán, en suma, un lastre para el crecimiento. Una recuperación más débil en los mercados laborales infligiría un daño social más permanente. Un cambio repentino en la actitud de los inversionistas internacionales podría generar presiones sobre los países que adolecen vulnerabilidades fiscales y externas”.
El documento destaca que para este año el crecimiento ha sido revisado al alza en Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, pero a la baja en la región del Caribe, de 4 por ciento a 2.4 por ciento, dado que la reanudación de las actividades de viajes y turismo, vitales para la región, ha tardado mucho más de lo previsto.
Sin embargo, el organismo considera que la plena recuperación está aún muy distante. Según el pronóstico, el producto de la región retornará a los niveles previos a la pandemia apenas en 2023, mientras que el PIB per cápita lo hará en 2025, es decir, más tarde que otras regiones del mundo. La crisis ha repercutido desproporcionadamente en el empleo y las pérdidas se han concentrado sobre todo en las mujeres, los jóvenes y los trabajadores informales y menos cualificados, por lo que los indicadores sociales están dando cuenta de ello.
El FMI recomendó una serie de acciones para que los países logren una recuperación más acelerada, entre estas destacan que se busque garantizar una dotación adecuada de recursos para los sistemas sanitarios, incluidas la vacunación y las pruebas.
Otra medida sugerida por el organismo es seguir apoyando a los sectores vulnerables más afectados por la pandemia y afianzar la recuperación que hasta ahora es incierta.
Asimismo, hizo notar que “retirar apoyo fiscal demasiado pronto pondría en peligro estos objetivos. Los países que cuentan con margen en sus presupuestos para gastar más deben seguir brindando apoyo a sus economías y focalizarlo mejor, lo cual sin duda acelerará la recuperación. Los países con capacidad limitada de gasto deben priorizar el respaldo a la salud y los hogares”.
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