A 18 días de la elección

Primero dijeron que Manuel era cómplice de Ricardo, luego que un José Luis, chofer de Manuel, le compró a Anaya una nave industrial, y hoy le aparecieron un hermano a Manuel.


18 días para las elecciones


A 18 días de la elección, mientras el diario “Reforma” dio por ganador del tercer debate a Anaya, y como perdedor a López Obrador, hubo opiniones caprichosas –por decir lo menos- que dieron a AMLO por triunfador, dizque por impedir que lo bajaran de puntero en las encuestas.

Dicho rotativo otorgó la victoria al panista con votación del 57%, a Andrés le puso 20%, a Meade 19% y al Bronco 4%. Agregó que después del debate Ricardo mejoró 43%, J. Antonio 40%, AMLO empeoró 51%, y el Bronco siguió igual.

Quizá quienes le hacen el juego a López se están alineando con quien suponen ganará, aunque aún no ha terminado el juego, pues como decía Bob Canel: un minuto tiene 60 segundos, y Fernando Marcos: esto no se acaba, hasta que se acaba.

Para evaluar la actuación de los protagonistas en un debate, debe tomarse en cuenta quién hace las mejores propuestas y los mejores ataques a sus contrincantes y quién se defiende mejor de ellos. Lo real fue que el puntero salió reprobado en los tres renglones.

Repitió vagamente sus propuestas de siempre; sobre todo que acabará con la corrupción y así ahorrará unos 500 mil millones, con los que realizará sus programas. Si bien no se sabe cómo los estirará para que le alcancen, pues promete que no aumentará los impuestos, y eso le suena muy bien a la gente.

Más bien se dirá que nadó de muertito para no meter el cocho, quemarse ni perder puntos. Lo dejó claro al decir que Anaya y  Meade, que tenía a sus lados, lo atacan pues querían disminuir los 30 puntos de ventaja que les lleva en las encuestas.

Así se defendió de los obuses que le lanzaron, y repitió el disco rayado de que acabará con la corrupción con su ejemplo; lo que se antoja imposible, porque él destila corrupción y no se diga quienes ha juntado a su lado: Ebrard, Bartlett, Monreal, Napito, Nestora, Salgado Macedonio y un elenco muy florido.

Agarrón singular el de Meade y Anaya; uno dijo al segundo que era el único candidato indiciado, por la acusación que acababa de presentar a la PGR Ernesto Cordero, quien más bien reclamó a la procuraduría por qué no había procedido contra Ricardo tras la imputación que le hicieron en marzo, que no prosperó por falta de elementos, no de ganas de Alberto Elías Beltrán, encargado del despacho.

Mas no fue por la respuesta a Roma: Anaya reviró con que lo acusaron ante la PGR porque quieren bajarlo del segundo lugar en las encuestas y Meade no puede alcanzarlo y porque insiste en que, como Presidente, enjuiciará a Peña Nieto y, si procede, lo enviará a la cárcel, porque México necesita paz, que sea producto de la justicia y no de la impunidad.

Impunidad que López Obrador ha ofrecido a Peña, porque –subrayó Ricardo- hay un pacto entre ellos: Peña lo ayudará a ser Presidente, pues Meade no dio el ancho como candidato, y Amlo le perdona su corrupción y a sus cómplices.

Desde luego J. Antonio negó que exista ese pacto, que es evidente, pues como se dice “come como pato, grazna como pato y camina como pato; así que es pato”.

Denunciar la existencia del pacto es lo que más ha indignado a Peña últimamente; por ordenó difundir machaconamente en todos los medios y redes sociales un video, donde Luis Barreiro, supuesto hermano de
Manuel Barreiro, el presunto cómplice de Anaya en lavado de dinero., insistió en este delito.

Y que Ricardo, cuando fue funcionario en Querétaro, le daba pitazos a Manuel sobre terrenos del estado que serían rematados, y que eso le redituó 80 millones al candidato del Frente.

Primero dijeron que Manuel era cómplice de Ricardo, luego que un José Luis, chofer de Manuel, le compró a Anaya una nave industrial, y hoy le aparecieron un hermano a Manuel.

Como se ve, han gastado mucho ceso en estas imputaciones, que, sin embargo, no prosperan, porque sería demasiado descaro; pero a Peña, Meade y su cuatacho Cordero les basta con sembrar la mentira por aquello de “calumnia, que algo queda”.

Imaginemos que J. Antonio fuera Presidente (un imposible, porque ni siquiera puede llegar al segundo lugar de las encuestas), no sólo sería una marioneta de Peña, sino la emprendería judicialmente contra todos sus reales o aparentes enemigos.

Nada raro sería que estas acusaciones canallescas hagan remontar a Anaya en las encuestas y reafirmen su triunfo en el debate, que todos vimos, “Reforma” lo reafirma y no lo aceptan quienes pretenden ocultar el sol con un dedo.

 

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