Científicos desarrollan tratamiento contra la enfermedad de Chagas

La enfermedad de Chagas se transmite por piquete de la “chinche besucona”, la que está infectada con Trypanosoma cruzi, la especie es originaria de América Latina.


 


Debido al desarrollo de un tratamiento terapéutico para la enfermedad de Chagas, con menos efectos que los fármacos actuales, científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) recibieron el primer lugar en la categoría de Patente del Premio del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

El Premio del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tiene el objetivo de impulsar el talento mexicano y los proyectos innovadores, al mismo tiempo que se promueve la cultura de la protección por medio de las patentes, modelos de utilidad y daños industriales nacionales.

Los investigadores que desarrollaron el tratamiento están encabezados por Gildardo Rivera Sánchez, del Centro de Biotecnología Genómica (CBG), y Benjamín Nogueda Torres, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB). Ambos especialistas tienen más de 15 años de experiencia en la búsqueda de tratamientos contra el Chaga.

El tratamiento que los expertos desarrollaron utiliza tartrato de ketanserin y podría ser una alternativa terapéutica, que no cause efectos secundarios como dolores intensos de cabeza, vómito, náuseas, mareos e insomnio, que se generan con los fármacos actuales para atender la enfermedad de Chagas.

La enfermedad de Chagas se transmite por piquete de la “chinche besucona”, la que está infectada con Trypanosoma cruzi, la especie es originaria de América Latina. El padecimiento tiene diversos síntomas como fiebre o inflamación en los párpados, pero también es crónica, pues tarda 15 o 20 años en desarrollar cardiopatías, entre otros daños.

“Patentamos el uso de ocho fármacos mediante herramientas bioinformáticas, las cuales han probado su efectividad in vitro e in vivo (en ratones) contra el parásito Trypanosoma cruzi”, destacó Gildardo Rivera y subrayó que otros tres fármacos están en proceso de patente.

Finalmente, Rivera Sánchez comentó que las pruebas in vitro del fármaco podrían concluir en dos o tres años y si los resultados son favorables, sería posible pasar a una etapa clínica. “Lo ideal sería combinar estos compuestos con los tratamientos existentes para mejorar su efecto sin generar tantos daños adversos”, concluyó.

 

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