Asesinato masivo, ¿honor?

Las muestras de solidaridad de muchos países, con el pueblo ucraniano también nos abren a la esperanza.



Es increíble lo que estamos viendo: el sufrimiento en Ucrania, las acciones del gobierno de Rusia y las reacciones de solidaridad con el pueblo ucraniano, de muchísimas personas. Sin embargo, el proyecto de tener una organización a nivel mundial que pudiera facilitar diálogos para dirimir confrontaciones y lograr acuerdos, en circunstancias álgidas, para esto ha resultado muy impotente.

Es verdad que, de momento, se ha detenido una catástrofe a nivel mundial, pero todos estamos viendo morir a miles de personas inocentes, destruir ciudades hermosísimas y, las consecuencias inimaginables que seguirán.

En este escenario tan tremendo, como siempre, se entretejen el bien y el mal. En el bien estamos ante el hecho innegable de un amor patrio extraordinario y el liderazgo auténtico de quienes están al frente del gobierno y de la iglesia.

Schevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica, cada día, desde que inició la agresión, ha escrito una carta de acompañamiento y aliento espiritual, pero también de denuncia ante la injusta masacre. Señaló que desde el nazismo y las represiones de Stalin no se venía tal cantidad de fosas comunes y personas sepultadas sin entierro cristiano. Especialmente en la ciudad de Mariúpol -la ciudad de María-.

Esas cartas son un tesoro, quedan como testimonio de los horrores de la guerra, provocados por intereses unilaterales y oportunistas. Por la invasión, asedio y bombardeos del ejército ruso a las principales ciudades del país, aniquilando a mujeres y niños, a ancianos, a escuelas y centros de salud. Estas cartas son un testimonio del irreparable genocidio del pueblo ucraniano.

El 10 de marzo de 2022, 15º día de esa terrible guerra, escribió: “Hoy mi conciencia, la conciencia de todo cristiano, nos obliga a alzar la voz para decir un “NO” tajante al mundo, para hacer una protesta categórica contra el asesinato masivo de personas que se está realizando en Ucrania. En particular, estos últimos minutos hemos visto la masacre que se está llevando a cabo en la ciudad rodeada de Mariúpol (…) Ayer vimos las horribles imágenes del bombardeo de un hospital de maternidad. (…) La gente se está muriendo de hambre, la gente se está muriendo de frío, misiles, granadas y bombas caen sobre sus cabezas.

(…) Hoy debemos recordarlos y en su nombre hablar a la conciencia del mundo. Pedimos: ¡abran los corredores humanitarios! Den a las mujeres, a los niños y a los ancianos la posibilidad de salir de esta ciudad fría y sitiada. Dennos la oportunidad de entregarles alimentos, medicinas; den la posibilidad de salvar a la gente”.

Zelensky, el presidente de Ucrania, ha mostrado un auténtico liderazgo, va por delante y está cerca de su pueblo, pelea con los suyos y los anima. Los civiles se unen a los militares para defender sus estados, ahora lo hacen con la capital Kiev. Muchos ucranianos que residen en el extranjero regresan a pelear. Este ejemplo es una lección heroica que pasará a la historia. El bien vence al mal. Sean cuales sean los resultados de esta guerra, el honor y la gloria es para Ucrania.

En algún momento, Zelensky dijo que el cerco que Rusia ha puesto a Ucrania recuerda la Edad media. Y es verdad. Pero también entonces, en las guerras el rey iba por delante y había caballeros, alrededor del rey, que por su conducta se ganaron el título de nobleza. Aunque no todos actuaban con honor, la mayoría sí. Desgraciadamente ahora, en las cúpulas de los gobiernos, poco queda de nobleza. Sin embargo, el pueblo ucraniano muestra ser verdaderamente noble.

Por este tremendo acontecimiento, Putin será equiparado a los grandes y nefastos dictadores. La Historia lo condenará por esta guerra criminal e injusta. También, el pueblo ruso, cuando conozca la verdad entenderá los crímenes tan increíbles que cometieron por ignorancia. Algo semejante a lo experimentado por el pueblo alemán con Hitler.

Las muestras de solidaridad de muchos países, con el pueblo ucraniano también nos abren a la esperanza. Por ejemplo, la generosidad de los países vecinos para recibir a migrantes, como Polonia y Alemania. De España salieron a la frontera de Ucrania, un grupo de taxistas para recoger a los que logran salir. Las embajadas de Ucrania también están recibiendo suministros.

Este contagio de múltiple ayuda, hace florecer los buenos sentimientos y esto dejará huella para otras decisiones. Lo más difícil es hablar del perdón durante y al terminar la guerra. Pero perdonar es la auténtica victoria, por la liberación que produce.

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