Sí está solo

El presidente, ya lo hemos dicho, es alguien que no sabe de afectos, que pasa encima de lo que sea con tal de sentirse puro.



La propaganda es desmedida, absurda y está en todos lados. Como en las mejores épocas del PRI, el culto al personaje que ocupa la presidencia está desbordado. A su servicio está el gobierno federal y la mayoría de los gobernadores de los estados. La consulta de la revocación es el proyecto más importante para el presidente, incluso más importante que la reforma eléctrica, que puede tener otras salidas y no depende enteramente de él ni lo representa por completo.

La revocación de mandato es el proyecto más importante para el presidente porque se trata de él, de su popularidad y de sentirse respaldado. Como buen narciso, no hay nada que deje de hacer si tiene que ver con su persona y el cariño que cree merecer. En el libro Los narcisos han tomado el poder (Ed. Paidós, 2020), la psiquiatra francesa Marie-France Hirigoyen señala: “Detrás de una apariencia sumisa, de inhibición y vulnerabilidad, los narcisos sensitivos son personas escrupulosas, ambiciosas, pero también extremadamente susceptibles, que temen continuamente que se les falte al respeto; tienen la impresión de ser objeto de reflexiones y de críticas por parte de los demás, o de que no se les considera lo suficiente, lo cual provoca en ellas una sensación de desvalorización o de humillación”. Si alguien tenía alguna duda sobre de qué se trata esta consulta, la cita anterior lo aclara a la perfección.

“No estás solo”, dice la manta, volante, pancarta, que anda por todos lados. Es un mensaje, se supone, al presidente López Obrador. Un mensaje de sus seguidores que consideran, según esto, hacerle sentir su apoyo, que no experimente soledad y abandono porque ell@s están con él. No deja de ser curioso –se pregunta Tiaré Escanda– “cómo alguien en la máxima posición de poder es visto como una víctima”. Y es que al presidente el papel que le gusta hacer es el de víctima. No hay cosa que no se haga en su contra, todo es parte de un complot gigantesco que pretende atacarlo, hacerlo a un lado, impedir que termine su proyecto –si es que tiene uno más allá del de aparecer flagelándose todos los días–. Sin embargo, hay algo que llama la atención en la promocionada leyenda de acompañamiento. ¿Por qué su partido, sus colaboradores, su fanaticada, piensan que el presidente está solo? A la mejor lo está.

López Obrador llegó con un enorme apoyo, como ningún presidente en nuestra joven democracia. Ese apoyo, por supuesto, se ha diluido. Mucho gracias a él, a que su pecho no es bodega, a que no tiene filtros y dice lo que se le ocurre, que normalmente son insultos y boberías. En ese tenor, la emprende contra cualquiera que se atreva a disentir de manera mínima en sus decisiones y declaraciones. Es claro que ya no está con los que llegó, se han ido algunos molestos, irritados; otros, señalados, vilipendiados, humillados en la plaza pública. No son los mismos los que llegaron y los que están. El presidente, ya lo hemos dicho, es alguien que no sabe de afectos, que pasa encima de lo que sea con tal de sentirse puro, e incluso ha negado públicamente a uno de sus hermanos, lejos de las manchas del pecado.

El presidente sí está solo, se ha ido aislando de los suyos. Se está quedando con el demente de su fiscal y algunos más. Le sucede a los presidentes y, como hemos visto, éste no es la excepción. Si ya lo sienten los de afuera, imaginen cómo se vive adentro. Por eso le urge el mensaje masivo de reconocimiento, de apoyo, que es la consulta de revocación. Cariños para un hombre solo.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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