La naturaleza resurge en plena pandemia

“El ser humano debe dejar de ser egoísta, no es cuestión de supervivencia únicamente de él, sino de toda la Tierra”, explicó la ambientalista Angélica Martínez Cantú. 


Naturaleza


Por la pandemia de COVID-19 que vive el mundo, millones de personas en todas partes del planeta han tenido que aislarse y mantenerse en sus hogares, dejando playas, centros comerciales, parques y diversos sitios vacíos. Además, no sólo los lugares de entretenimiento o turísticos han quedado sin gente, pues miles de personas han tenido que abandonar sus trabajos y cerrar sus negocios para protegerse ante el virus altamente contagioso.

Decenas de las principales ciudades y sitios turísticos han quedado vacíos y asombrosamente animales como pumas, alces, delfines, ballenas, jaguares, entre muchos otros animales, han visitado las zonas urbanas que, hasta hace algunas semanas, se encontraban repletas de personas.

En Venecia, Italia, la reducción de turismo y actividad ha permitido que los canales de agua se limpien y es posible ver en ellos a decenas de peces y hasta delfines circulando por los canales de la ciudad italiana. Además, la Agencia Espacial Europea afirmó que los niveles de gases contaminantes, como el dióxido de nitrógeno, se han reducido drásticamente.

Mientras que en Barcelona, España, los ciudadanos han podido apreciar desde sus hogares a jabalíes y pavorreales recorriendo las calles de la ciudad desierta. De acuerdo con investigadores de la Universitat Politècina de València (UPV), la contaminación en España se ha reducido en un 64% en las principales ciudades.

Y en Latinoamérica, en ciudades como Santiago, en Chile, pumas recorren las calles de la ciudad por las noches, en búsqueda de comida y explorando sitios nuevos. Mientras que en México, con el poco tráfico de lanchas y turismo en las costas de Acapulco, Guerrero, fue posible ver a una ballena jugando a pocos metros de la playa.

Angélica Martínez Cantú, ambientalista, explicó que la respuesta de la naturaleza ante la ausencia del ser humano nos da una gran oportunidad para reflexionar sobre nuestro impacto en la vida animal. “Por primera vez muchos de nosotros vivimos encerrados y limitados como viven cientos de animales en zoológicos o granjas”.

Decenas de cubrebocas, contaminando

Sin embargo, aunque por una parte la naturaleza ha llegado a las grandes ciudades y las principales costas, el ser humano ha aumentado otros niveles de contaminación con el aumento de desechos sanitarios como cubrebocas desechables. Según expertos los cubrebocas amenazan la vida de los animales marinos y silvestres por la manera en que están diseñados y por su material.

Ambientalistas ya han encontrado cientos de cubrebocas en las costas de Hong Kong y estiman que la basura de cubrebocas crezca en diversas zonas del mundo.

Los cubrebocas están fabricados de polipropileno, material que según los expertos, se descompone lentamente, y en las zonas naturales tardará años en desintegrarse. Ambientalistas explicaron que es vital que los cubrebocas se desechen en contenedores especiales de residuos sanitarios y así se pueda dar un tratamiento especial a ese material.

La ambientalista Angélica Martínez Cantú finalizó explicando que hasta que el ser humano no entienda el daño que causa al planeta, no podrá haber un equilibrio, pues “el ser humano debe dejar de ser egoísta, no es cuestión de supervivencia únicamente de él, sino de toda la Tierra”.

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