La pandemia favoreció a que más adultos tengan una cuenta bancaria: BM

El Banco Mundial reveló que dos terceras partes de los adultos de todo el mundo realizan o reciben pagos digitales y que en 2021 el 76 por ciento de este grupo de la población a nivel global tenía ya una cuenta bancaria.



La pandemia de COVID-19 estimuló la inclusión financiera, lo que generó un gran aumento en la adopción de pagos digitales y una expansión de los servicios financieros a nivel global, además de que logró que en 2021 el 76 por ciento de los adultos en el mundo tuvieran ya una cuenta bancaria, una cifra mayor en ocho puntos porcentuales comparado con el 68 por ciento de 2017 y el 51 por ciento de 2011, de acuerdo a la base de datos global de Findex 2021 del Banco Mundial (BM).

Según los datos de la base de datos mundial de inclusión financiera 2021, también se generó un mayor uso de los pagos digitales, de esta manera en economías de ingreso bajo y mediano (sin incluir a China), más del 40 por ciento de los adultos que realizaron pagos a comercios minoristas en tiendas o en línea con una tarjeta, un teléfono o internet lo hicieron por primera vez desde el inicio de la pandemia. Lo mismo ocurrió con más de una tercera parte de los adultos en todas las economías de ingreso bajo y mediano que pagaron una factura de servicios públicos directamente desde una cuenta formal.

En la actualidad, destacó el Banco Mundial, dos terceras partes de los adultos de todo el mundo realizan o reciben pagos digitales, mientras que la proporción en las economías en desarrollo subió del 35 por ciento en 2014 al 57 por ciento en 2021. En dichas economías, el 71 por ciento de los adultos tienen una cuenta en un banco, en otra institución financiera o por medio de un proveedor de dinero móvil, lo cual representa un aumento con respecto al 63 por ciento que se registraba en 2017 y al 42 por ciento registrado en 2011.

David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial, aseguró que la revolución digital ha catalizado aumentos en el acceso y el uso de los servicios financieros en todo el mundo, lo que ha significado una transformación en las formas en que las personas realizan y reciben pagos, concretan préstamos y ahorran.

Abundó que la creación de un entorno normativo propicio, la promoción de la digitalización de los pagos y la mayor expansión del acceso a cuentas y servicios financieros formales para las mujeres y los sectores pobres son algunas de las prioridades normativas para mitigar los reveses sufridos en materia de desarrollo a causa de las múltiples crisis que actualmente están en curso.

Mirada a fondo

Por primera vez desde que se dio inicio a la base de datos Global Findex en 2011, el estudio indicó una reducción de las disparidades de género en la tenencia de cuentas, lo que se traduce en mayor privacidad, seguridad y control del dinero para las mujeres. Desde el último estudio de 2017, la disparidad presentó una disminución de siete a cuatro puntos porcentuales a nivel mundial y de nueve a seis puntos porcentuales en los países de ingreso bajo y mediano.

Ahora cerca del 36 por ciento de los adultos en economías en desarrollo reciben en una cuenta pagos de salarios o del gobierno, pagos por ventas de productos agrícolas o pagos de remesas internas. Los datos sugieren que recibir un pago en una cuenta en vez de dinero en efectivo puede servir como un paso inicial para que las personas comiencen a utilizar el sistema financiero formal.

El análisis señala que el 83 por ciento de las personas que recibieron pagos digitales también usaron sus cuentas para realizar pagos digitales. Alrededor de dos terceras partes usaron su cuenta para la gestión de caja, mientras que cerca del 40 por ciento la usaron para ahorrar, lo cual fomenta el crecimiento del ecosistema financiero.

A pesar de los avances, muchos adultos de todo el mundo aún no cuentan con una fuente confiable de dinero para emergencias. Solo cerca de la mitad de los adultos en economías de ingreso bajo y mediano afirmaron que podían acceder a dinero adicional durante una emergencia con poca o ninguna dificultad, y que suelen recurrir a fuentes de financiamiento poco confiables, como familiares y amigos, reveló el Banco Mundial.

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