Hacer del ataque, una defensa para el INE

El #YoDefiendoAlINE se ha convertido en más que una frase en una línea de defensa, es el límite de lo tolerable para muchos ciudadanos.



A nadie sorprende el pronunciado ataque que de parte del gobierno actual se ha emprendido contra una de las instituciones más importantes en la historia de México: el Instituto Nacional Electoral. Se ha repetido, y se debe seguir repitiendo, porque las nuevas generaciones deben conocerlo, que gracias a la presión ciudadana fue que el gobierno hegemónico del PRI se vio orillado a la creación de un órgano independiente que garantizara que las elecciones se realizaban con equidad y con respeto al voto, es decir, una institución que permitiera la vivencia de la democracia.

Este instituto es prueba de que cuando los mexicanos estamos decididos a hacer algo bien, lo hacemos maravillosamente bien. Aquí sí es válido decir que los mecanismos actuales de votación, conteo de votos e información de resultados no los tiene ni Obama, pues justo los vecinos del norte están enfrentándose por cuestiones de leyes electorales en estos días. El INE es un referente mundial.

Su eficiencia, pulcritud y precisión se han podido comprobar en cada elección, incluyendo la del 2006, que el actual presidente desesperadamente trató de echar para atrás con triquiñuelas y medias verdades y sobre la que ha sustentado desde entonces un discurso antiinstitucional y con inquina contra el entonces Instituto Federal Electoral.

La Consulta de Revocación de Mandato es desde hace meses el pretexto que se ha usado para seguir atacando al INE y ha servido de oportunidad para los consejeros de demostrar que están a la altura del organismo que encabezan.

Es cierto que entre las infinitas promesas de campaña estaba la de establecer un mecanismo para preguntar a la gente (¡al pueblo bueno!) si se quería que el gobernante continuara en funciones o se retirara. Sin embargo, tal como quedó definido en las leyes que fueron aprobadas por el partido del actual mandatario se establece que la consulta es un derecho ciudadano, no una obligación del gobierno realizarla. Seguramente, lo hicieron así en el ánimo de que los ciudadanos opositores mordieran el anzuelo y se lanzaran a buscar hacer uso de ese mecanismo como ocurrió en Venezuela a cuatro años del gobierno de Chávez. Cabe señalar que así Chávez aprovechó la notoriedad de que tuvieron ciertos liderazgos para descabezar a la oposición y reafirmase en el poder. Era obvio que el titular del Ejecutivo pensaba seguir ese mismo guion, pero no le quedó de otra que seguir el guion de su otro referente: Evo Morales. Él se afianzó en el poder gracias a una Consulta de Revocación de Mandato convocada por él mismo.

La entrega de los millones de firmas en papel (no usaron la aplicación que facilitaba el trabajo del INE) de parte las “asociaciones civiles” fue otro teatro y otro golpe, pues obliga a trabajar manualmente para verificar la veracidad de los datos. Pero también ha ofrecido al INE la oportunidad de mostrar su eficiencia al ir informando de manera puntual de los cientos de miles de firmas de muertos, números de elector falsos o duplicados, y otras artimañas. Además, ofrece a la ciudadanía el siguiente enlace verifica-tu-apoyo.ine para constatar si se usaron sus datos. Hay ciudadanos que ya han encontrado que se usó su credencial de elector sin su consentimiento. Por ello, es necesario que todos los ciudadanos verifiquen los primeros días de febrero y denuncien si fuera el caso.

Además, mientras con una mano movieron los hilos para obtener, con presiones y dificultades, las firmas; por el otro, se aseguraron de no dar los recursos económicos que el INE necesita para hacer la revocación con el nivel requerido por la misma. En esto, hay una especie de tortura psicológica que se quiere ejercer contra los consejeros, pues pocas cosas hay más frustrantes para quien suele hacer su trabajo bien hecho, que no poder hacerlo al cien por ciento porque no cuenta con los recursos suficientes. Y ha quedado claro, que no se los darán y aun así, el INE logrará la versión más eficiente con lo que tengan.

Por ello, el siguiente escenario se ve desde lejos, el “ganador” y su partido además de buscar agrandar el raquítico, pero ganador (eso se da por descontado) resultado, reclamarán al INE porque fue “raquítico”, pero amplificarán con sus fieles que “ganador”.

Sin embargo, este estira y afloja ha dado al INE más defensores y a la oposición una bandera unificadora como pocas que los partidos políticos de oposición deben valorar en su justa medida antes de creer que ganarán algo haciéndole el juego a Morena. Pues, #YoDefiendoAlINE se ha convertido en más que una frase en una línea de defensa, es el límite de lo tolerable para muchos ciudadanos.

El Ejecutivo puede seguir con su discurso descalificador, el presidente de la Cámara de Diputados podrá seguir con sus desfiguros antidemocráticos y persecutorios impropios de su puesto; el presidente de Morena y sus corifeos pueden seguir tildando a los consejeros de ganar mucho dinero y encontrarán en primera instancia fuertes respuestas en las redes sociales; pero si se atreven a modificar el marco legal hoy vigente, podrían cambiar radicalmente las cosas. Porque la tranquilidad de los mexicanos ante el evidente desastre no es aprobación ni apatía, es convicción de que este sexenio tiene sus días contados, y que precisamente el INE es garantía de que con votos les puede echar, como la sorpresiva victoria de la oposición en la Ciudad de México, lo demostró. Por ello, #YoDefiendoAlINE es lo que cada ciudadano tiene muy grabado en lo más profundo de su corazón, y espera que no lo desafíen a demostrarlo.

 

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