Campañas candidatos

Exageraciones en campaña

Como todos sabemos, las campañas son momentos invaluables para la mentira y el embuste. Está la vieja frase de Otto von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”. Las exageraciones, los señalamientos, comparaciones, contradicciones y acusaciones cruzan el ambiente político, todo aderezado con disparates.



Quizá la tontería más grande en lo que va del año corrió a cargo, cuándo no, de un colaborador de AMLO: el empresario Alfonso Romo. Este individuo de dudoso historial –es conocido que mediante truculentos movimientos se tranzó a su familia política y se quedó con las empresas que tenían, y hace unos días ni más ni menos que el Wall Street Journal publicó un artículo en el que describían una de sus tranzas a socios, con sospechosos manejos financieros– irrumpió de la mano de AMLO hace unos meses, como una suerte de megaasesor responsable de establecer puentes con los empresarios y de controlar al candidato en sus impulsos estatistas y desproporciones. Pero todo se pega. El señor Romo ya padece de pérdida esporádica del sentido común, y es dado a las exageraciones y sus comparaciones sorprenden a más de uno. Por ejemplo, cuando dijo que Andrés Manuel respondía más al perfil del derechista radical colombiano Álvaro Uribe, que al populista venezolano Hugo Chávez. Hace unos días Alfonso Romo comparó al líder charro Napoleón Gómez Urrutia con ¡Nelson Mandela! Se necesita ser verdaderamente estúpido para decir eso. De hecho es muy complicado entender cómo llegó a esa conclusión el megaasesor de López Obrador. Pero el tipo está entusiasmado con su puesto y la posibilidad de decir estupideces y que todos sepamos de ellas.

Las contradicciones también son parte fundamental de las campañas. Una cosa se dice un día y al siguiente la contraria. Hay que acostumbrarse porque los meses así serán. En la desangelada y musical campaña de Ricardo Anaya todo era sombrío hasta que llegó el decidido apoyo de la PGR. En una muestra más de que nadie sabe para quién trabaja, el gobierno de Peña, inopinadamente, decidió hacer víctima a Ricardito cuando ya estaba a punto de ser un lavador de dinero hecho y derecho. Todo es felicidad en ese Frente, pues ya tienen otra causa electoral que no sea pedir sándwiches cibernéticos o subirse a camiones que nadie maneja. Pero como de costumbre, Anaya no es el hombre que sobresale en el Frente. Hace unas semanas era Javier Corral el que hizo a un lado del escenario al candidato, y ahora es Diego Fernández de Cevallos el protagonista. El propio Diego, que entró a la PGR y les dijo “hijos de puta” –para después aclarar que el insulto fue a la institución, a nadie en lo personal–, ha sorprendido con sus declaraciones sobre la candidatura de Anaya. A inicios de semana dijo: “…si Ricardo no puede superar esta andanada, está perdido”. Abundó en que podría no llegar a la presidencia: “si queda la percepción de que es un corrupto, pues no llegará y así es la vida”. Ayer dijo que a Ricardo solamente “lo van a tirar matándolo”. Caray, pues al parecer las cosas con los anayistas andan un poco afiebradas; pero de ponerse a escoger, creo más en el primer escenario de Diego que en el segundo. ¿En serio piensan en que se mata a un candidato? ¿No es un poco demasiado?

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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